Consejos para cuidar un reloj
- daaslereloj
- 30 nov 2017
- 2 Min. de lectura
Los relojes de pulsera son grandes accesorios que nos acompañan en nuestro día a día. Son los que nos permiten organizarnos, llegar a tiempo, nos recuerdan nuestras citas y compromisos, y hasta nos visten y complementan nuestro aspecto. Por ello, darles un adecuado cuidado y mantenimiento es tarea vital, y podremos hacerlo poniendo en práctica estos consejos.
Cuidado y mantenimiento de un reloj de pulsera
En primer lugar debemos conocer las características de nuestro reloj, para así darle un cuidado óptimo e ideal. No será igual el mantenimiento de un reloj sumergible de uno común, ni el de uno mecánico, o de uno de cuarzo. Por ello, la mejor idea es aprender un poco sobre nuestro reloj antes siquiera de comprarlo.
La limpieza y el mantenimiento es la mejor herramienta de cuidado. Debemos limpiar el cristal del reloj con un paño suave, que no deje pelusas, y sin productos químicos. Si fuera imprescindible, aplicaremos un producto suave a un paño, apenas humedeciéndolo, y con este paño limpiaremos el cristal, y también la carcasa, para eliminar grasas y otras suciedades. La correa, dependiendo de su material de confección, puede ser limpiada con un paño húmedo o seco, de manera regular.
También debemos cuidar nuestro reloj de golpes y sacudidas violentas, procurando evitarlas en lo que sea posible, y quitar el reloj de la muñeca si realizamos alguna tarea que pudiera comprometer su integridad, ya sea alguna actividad física, un deporte, o bien bañarnos, dormir, e incluso lavar la vajilla. La humedad es un gran enemigo del reloj: aunque se trate de uno sumergible o resistente al agua, no excedas los límites recomendados, y siempre respeta la profundidad máxima y la presión admitidas, que verás en el cuerpo del reloj o en la carcasa.
Los imanes pueden perjudicar el buen funcionamiento de tu reloj. Intenta no dejarlo cerca de campos magnéticos, para asegurar una larga vida útil. También, hay que proteger el reloj de cambios bruscos de temperatura, cubriéndolo quizás con alguna tela cuando estés al rayo del sol, y dejándolo debajo de tu manga en fríos extremo.
Siempre ten en cuenta que un reloj es una suma de diminutas partes entrelazadas, y es muy vulnerable a daños, aunque sean leves. En lo posible, no abras tu reloj, y ante un daño o mal funcionamiento llévalo a un relojero experimentado para su refacción.